Ordesa es una novela autobiográfica, confesional, en la que el narrador, a través del monólogo interior, del fluir de sus pensamientos, nos cuenta la historia de la vida de sus padres y también su propio presente.
El protagonista, a raíz de la muerte de su madre y de su reciente divorcio, se encuentra en un estado de desamparo, de tristeza, de soledad. Ante esta situación, rememora la vida de sus padres intentando encontrar así una explicación para la suya. Se dedica, pues, a explorar su historia familiar, al tiempo que indaga en la relación -muy fría- con sus hijos adolescentes.
La historia, construida a base de fragmentos un tanto caóticos o inconexos, como suele ser la memoria, está salpicada de reflexiones muy interesantes sobre el dolor, la muerte, el divorcio y el matrimonio, el envejecimiento, la soledad y, sobre todo, el paso del tiempo y la pérdida. La pérdida de todo lo que un día existió -personas, lugares, objetos- y se ha desvanecido, recuperando así el tópico del ubi sunt, tan frecuente en el mundo medieval.
Es una novela escrita desde el dolor y es una reflexión sobre la vida, la suya y la de cualquiera. Y es, asimismo, según el propio autor, una auténtica carta de amor a sus padres.
El título se debe a un recuerdo de la infancia del narrador que tuvo lugar en el valle de Ordesa, en el Pirineo oscense, y que cumple una función importante en la obra, porque, como afirma casi al final de la novela, "en Ordesa de repente todas las insanias de la vida se mueren ante el esplendor de las montañas, los árboles y el río".
En suma, una novela conmovedora, introspectiva y muy interesante.
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